lunes, 7 de julio de 2014

Una rosa sin espinas



De la misma manera que el sol ilumina mis días,
tu eres la dueña de todas mis alegrías. 


Llegaste como un ángel caído del cielo, 
y me hizo esclavo de sus ojos de mar, 
cual marinero. Ahora hay tan solo una pregunta que me cuestiono, 
la cual me da miedo, no quiero perder mi trono: 
eres mi bien y el mayor de mis tesoros, y quiero compartir contigo, 
simplemente todo. 

No me queda nada más que decirte, 
pues como ángel que eres, sol quiero sonreírte. 
Para toda la vida es algo más que dos palabras, 
es un sentimiento, una flor preciosa: esa eres tú, 
mi rosa más preciosa, que no esconde secretos, 
no tiene espinas, no hay maldad en tu corazón, 
y eso me hace sentir afortunado, por que no tengo miedo de perder la razón, 
ni de estar para siempre tan enamorado.



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